CERRAR CÍRCULOS
Anónimo
Siempre
es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en
permanecer en ella más allá del tiempo necesario pierdes la alegría y el
sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos,
como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de
la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya
no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes
pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver
el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste
va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus
hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir
dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y
seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el
pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que
soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes
tardíos, ni empleados de empresas inexistentes. ¡Los hechos pasan y hay que
dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir
recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos,
y vender o regalar libros.
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Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie
juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que
dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el
presente…
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan,
no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién
eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle
y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y
amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás.
¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a
qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios
que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo; si no, déjalos ir,
cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo
ni soberbia, sino porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en
esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días,
hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.
Cierra la puerta, da vuelta a la
hoja, cierra el círculo. Hay otros caminos por recorrer, nuevos recuerdos por
construir, otros amigos por conocer,… una vida nueva para vivir.
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