En tiempos de pandemia; de aislamiento
obligado, “las emociones negativas como el estrés, la
fatiga, y el pánico pueden ser tan contagiosas como el nuevo coronavirus[1]”
por eso es tan importante pensar en positivo; mantener reguladas las emociones como lo sugiere este extracto que no se de donde se tomó y erróneamente se atribuye al genial García Márquez en su espléndida obra El amor en tiempos de cólera pero en cuyas páginas no aparece ~me consta porque he vuelto a leerla con la doble intención de disfrutarla nuevamente mientras ubicaba este texto ~ pero no, allí no aparece; ¿o habré leído yo una versión distinta?
—
Capitán, el niño está preocupado y
muy incómodo debido a la cuarentena que el puerto nos impuso.
—
¿Qué te preocupa, muchacho? ¿No
tienes suficiente comida? ¿No duermes lo suficiente?
—
No es eso, Capitán. No puedo soportar
no poder desembarcar y abrazar a mi familia.
—
Y si te dejan salir del barco y se
contaminan, ¿cargarías con la culpa de infectar a alguien que no puede soportar
la enfermedad?
—
Nunca me lo perdonaría, pero para mí que
inventaron esta plaga.
—
Puede ser, pero ¿y si no fue
inventado?
—
Entiendo lo que quiere decir, pero me
siento privado de mi libertad, Capitán, me privaron de algo.
—
Y tú te privas aún más de algo.
—
¿Está jugando conmigo?
—
De alguna forma.
—
Si te privas de algo sin responder
adecuadamente, habrás perdido.
—
"¿Entonces quieres decir, como
dices, que si me quitan algo, para ganar debo privarme de otra cosa?
—
Exactamente, yo hice cuarentena hace
7 años atrás.
—
¿Y de qué te tuviste que privar?
—
Tuve que esperar más de 20 días en el
barco. Había meses en que ansiaba llegar al puerto y disfrutar de la primavera
en tierra. Hubo una epidemia. En Porto Abril, se nos prohibió bajar. Los
primeros días fueron duros. Me sentí como tú. Pronto comencé a enfrentar esas
imposiciones usando la lógica. Sabía que después de 21 días de este
comportamiento se crea un hábito, y en lugar de quejarme y crear hábitos desastrosos,
comencé a comportarme de manera diferente a los demás.
ü Empecé
con la comida. Me propuse comer la mitad de lo habitual.
ü Luego
comencé a seleccionar los alimentos más digeribles, para no sobrecargar el
cuerpo.
ü Comencé
a nutrirme con alimentos que, por tradición histórica, habían mantenido al
hombre sano.
ü El
siguiente paso fue agregar a esto una purificación de pensamientos no
saludables y tener pensamientos cada vez más elevados y nobles.
ü Me
propuse leer al menos una página cada día de una discusión que no conocía.
ü Me
puse a hacer ejercicios en el puente del barco.
ü Un
viejo hindú me había dicho hace años que el cuerpo mejoraba al retener la
respiración. Me puse a respirar profundamente cada mañana. Creo que mis
pulmones nunca habían alcanzado tal capacidad y fuerza.
ü La
tarde fue la hora de la oración, el momento de agradecer a una entidad por no
haberme dado, como destino, privaciones graves durante toda mi vida.
El
hindú también me había aconsejado que tuviera la costumbre de imaginar que la
luz entraba en mí y me hacía más fuerte. También podría funcionar para los
seres queridos que estaban lejos,
por lo que también integré esta práctica en mi rutina diaria en el barco.
por lo que también integré esta práctica en mi rutina diaria en el barco.
En
lugar de pensar en todo lo que no podía hacer, estaba pensando en lo que haría
una vez que llegara a tierra firme. Visualizando las escenas de cada día, las vivía
intensamente y disfrutaba de la espera.
Todo
lo que podemos obtener en seguida, rápido, no es interesante. Esperar sirve
para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me privé de comidas ricas,
botellas de ron y otras delicias. Me habían privado de jugar a las cartas, de
dormir mucho, de practicar el ocio, de pensar solamente en lo que me estaban
privando.
—
¿Cómo terminó, Capitán?
—
Adquirí todos esos nuevos hábitos. Me
dejaron bajar del bote mucho más tarde de lo esperado.
— ¿Te
privó de la primavera, entonces?
— Sí,
ese año me privaron de la primavera y muchas otras cosas, pero aun así florecí,
llevé la primavera dentro de mí y nadie me la puede quitar.
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[1] Delgado
Paulette. (2020, 25 de marzo). Inteligencia
emocional en tiempos de pandemia. En https://observatorio.tec.mx/edu-news/inteligencia-emocional-en-tiempos-de-pandemia
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