lunes, 30 de octubre de 2017

DESPEDIDA una breve carta de amor.

Esta breve -muy breve- carta la escribí en 1983, en los tiempos de juventud cuando al espíritu le da por ser romántico; no tiene destinataria explícita pero si existió -y aún existe- la mujer que inspiró lo que ahora transcribo.



Tihuatlán, Ver. Junio de 1983.

Nenita:

Que la presente llegue a tus manos y os encuentre llena de alegría y salud acompañada de tus seres queridos.

Tal vez esta carta te extrañe y te preguntarás la causa de la misma, pues bien, en estas líneas quiero explicarte la razón:

Sabrás que por causas ajenas a mi voluntad tengo que dejarte por poco tiempo, me marcharé, me iré, pero conmigo va tu esencia, me llevo tus besos, tus caricias, tu risa y -sobre todo- tu amor; y eso me dará fuerza y valor para soportar tu ausencia.

Quiero que sepas que ni el tiempo ni la distancia lograrán que de mi mente se borre tu recuerdo y que día a día crece mas y más mi amor por ti.

Y sabrás que te necesito como el río necesita el agua para ser río; como las plantas necesitan al sol; como la vida necesita el aire... así te necesito para seguir viviendo pues eres mi sol, mi juventud, mi fe, mi amor, mi todo, y... aunque ya gastadas por el uso, quiero repetirte lo que jamás me cansaré de decirte:

TE AMO

Te amo tanto, que si amarte así fuese pecado, gustoso aceptaría el divino castigo con tal de que jamás me dejes de querer y me dejes quererte así.

No me olvides pues yo jamás te olvidaré.

Te amaré siempre.

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