SEÑOR:
Me abandono en tus manos, gira y regira esta arcilla como el barro en las manos del artesano... dale una forma y después despedazale si quieres, pide... ordena... lo que quieres que yo haga, lo que quieres que no haga...Humillado, perseguido, incomprendido, calumniado, sufriente, inútil para todo; no me resta otra cosa que que decir - a ejemplo de Tu Madre "Hágase en mi según Tu palabra".
Dame el amor, no el amor a la cruz pero no aquel de la Cruz heroica que puede alimentar mi amor propio; sino el de la Cruz vulgar que en sí misma repugna; la Cruz que se encuentra diariamente en la contradicción, el no éxito, el olvido, el sufrimiento por los falsos juicios, el malestar, las tinieblas de la mente y los defectos del cuerpo, el silencio y la avidez del corazón.
Ahora solamente sabrás que te amo, aunque yo nada sepa... esto me basta.
Xicoténcatl, Tams. Agosto 1983.
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