Los extractos que se incluyen en esta publicación son tomados [textualmente] del texto del mismo nombre cuyo autor; Marco Tulio Cicerón, es uno reconocido historiador romano cuyas ideas sobre la amistad - publicadas en el 44 A.C. - siguen vigentes. La fuente de estos extractos se encuentra al final de la publicación, junto con algunos enlaces a otras publicaciones referidas también a la amistad:

SOBRE LA AMISTAD

Disfruto del recuerdo de nuestra amistad hasta tal punto que parece que he tenido una vida feliz por haberla pasado con ______ .

SOBRE LOS RASGOS EN LOS QUE SE BASA LA AMISTAD

Yo solamente puedo recomendar que pongas la amistad por encima de cualquier otro asunto humano: No hay ninguna otra cosa en la naturaleza humana que sea tan adecuado, tan beneficioso en situaciones de bonanza y de desdicha.
La amistad no puede existir más que entre buenas personas (...) Es bueno quien vive de tal manera que su lealtad, entereza, equidad y generosidad quedan demostradas y no hay rastro en sus conductas de pasión, capricho, insolencia, sino que tiene un carácter firme.
La amistad no es más que la igualdad de pareceres en todos los asuntos divinos o humanos, unida a la benevolencia y el cariño mutuos: a excepción de la sabiduría, no sé si los dioses han concedido a los humanos ninguna otra cosa mejor que esta.
La amistad hace que una buena racha resulte más brillante y que las malas rachas sean más ligeras, al repartirlas y dividirlas.
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Gracias a ella (la amistad), los ausentes están presente, los débiles tienen fuerza y, lo que resulta más díficl de decir, incluso los muertos viven.

CAUSAS DE LA AMISTAD

El amor - de donde surge la palabra amistad - es el que dirige hacia esta unión de buenos deseos.
Mas nada hay fingido en la amistad, nada se disimula y todo cuanto hay en ella es auténtico y voluntario. (...) la amistad nace de la naturaleza antes que de la necesidad, por una extensión del espíritu con un cierto tipo de amor antes que de una reflexión sobre cuanto provecho se le podrá sacar.
La amistad es un bien que debemos buscar para no extraer, atraídos por la expectativas de un intercambio, un beneficio de ella - y tampoco es que la prestemos con intereses, antes bien tendemos por naturaleza hacia la generosidad -, sino porque todo su rendimiento se basa en el amor de la propia relación.
Las auténticas amistades son sempiternas.

LEYES DE LA AMISTAD

Escipión decía que no había nada mas díficl que mantener una amistad hasta el último día de la vida.
No hay ninguna amenaza peor para la amistad que la competición por los cargos públicos y la gloria. (...) grandes separaciones pueden producirse cuando se pide de los amigos algo que no es correcto o que se conviertan en los servidores de nuestros caprichos o que nos ayuden a cometer fechorías. (...) por tanto, debemos establecer esta ley en las amistades: que ni se pueden pedir favores deshonrosos ni se deben hacer en el caso que se pidan.
Sancionemos esta como la ley de la amistad: pide a los amigos favores honestos y haz por tus amigos cosas honestas, ni siquiera esperes a que te lo pidan; siempre debe haber entrega al otro, nada de remolonear, y con toda libertad, atrévete a aconsejarlos.
Sucede que nos agrada aquello que hace un amigo por nosotros si lo hace con entrega.
Las amistades son para todos una posesión segura y firme. (...) una vida yerma y carente de amigos no puede ser agradable.

SOBRE LA FINALIDAD Y LOS LÍMITES DE LA AMISTAD

Es propio de un amigo apoyar y esforzarse para dar ánimos al amigo que ha caído y transportarlo hacia mejores expectativas y pensamientos.
No empecemos nunca a estimar a quien alguna vez podríamos odiar.
La firmeza de la constancia y la seguridad de aquel en quien buscamos la amistad es la confianza: nada que carezca de confianza es firme. Además, es adecuado elegir a personas sencillas, afables y empáticas.
La amistad no puede existir si no es entre buenos hombres; pues propio de un buen hombre, al mismo tiempo que sea lícito llamarle sabio, tener estas dos virtudes en una amistad; en primer lugar, que nada sea fingido ni simulado, en segundo lugar, no solo rechazar las acusaciones que cualquiera lance sino ni siquiera albergar una sospecha, pensando siempre que se ha ejercido una clase de violencia contra su amigo.
Entre amigos conviene ser más suelto, más generoso, más agradable y más proclive a todo tipo de chanzas y amabilidad.

LA CONVENIENCIA DE JUZGAR BIEN A LAS AMISTADES

Que ni los amigos empiecen a gustarte rápido ni que sean indignos. Son dignos de ser amigos aquellos en los que en su propio cáracter se halle la causa por la que son apreciados.
El ser humano no solo se aprecia a si mismo sino que también busca a quienes con cuyo espíritu pueda combinar el suyo de tal manera que casi salga uno de donde había dos.
Es tan importante ser un buen hombre como buscar a otro que se nos hace asemeje. (...) la amistad puede reafirmarse, cuando dos hombres, unidos por su benevolencia, primero controlen esos deseos que a los demás esclavizan y, después, disfruten con la equidad y la justicia, se defiendan en el uno al otro en todo, no se pidan favores más que aquellos honrados y correctos y no solo cultiven su relación y se aprecien sino también que se respeten.
La amistad nos ha sido entregada por la naturaleza como una ayuda para las virtudes, no como una compañera en los defectos.
Conviene que, una vez que los hayas juzgado, tus amigos te agraden, pero no que los juzgues una vez que ya te hayan gustado.
La naturaleza no ama la soledad y siempre busca algo en lo que apoyarse: no hay apoyo más agradable que el de un gran amigo.

UNA AUTÉNTICA AMISTAD SE BASA EN LA VERDAD, NO EN LA ADULACIÓN

La verdad resulta molesta, si de ella nace el odio, que es veneno para una amistad, pero la adulación es mucho más molesta, porque en su indulgencia permite que nuestro amigo se arroje de cabeza a sus vicios.
No hay peor peste para una amistad que la adulación, los halagos, la zalamería... (...) de la misma forma que el fingimiento es en cualquier asunto una estafa, también esta conducta repulsa especialmente a la amistad: elimina a la verdad, sin la cual las leyes de amistad no tienen validez.

CONCLUSIÓN

La virtud es lo que une las amistades y las mantiene: en ella hay armonía, firmeza, estabilidad; cuando se nos muestra ella misma, arroja su luz y observa y reconoce esos mismo rasgos en otro, se le acerca y acoge a su vez lo que hay en el otro: por esto se enciende ya sea el amor, ya sea la amistad -ambos terminos derivan de "amar" y amar no es mas que apreciar a aquel que ames en sí mismo sin carencias, sin buscar ningún provecho, a pesar de que este provecho pueda brotar de la amistad incluso cuando tú menos lo busques.
Pero como todo cuanto tiene que ver con los hombres es frágil y pasajero, siempre hay que buscar a algunos a los que apreciemos y que nos aprecien; si privamos a la vida del cariño y esta bondad, la vida se queda sin motivos de gozo.