Concédeme Señor
una buena digestión y, si puedes,
algo que digerir…
concédeme la salud del cuerpo,
y el buen sentido que se necesita para conservarla.
algo que digerir…
concédeme la salud del cuerpo,
y el buen sentido que se necesita para conservarla.
Concédeme un espíritu sano,
que sepa escoger lo que es bueno,
pero que no se asuste a la vista del pecado.
Concédeme una mente que nunca sepa lo que es el aburrimiento,
y no permitas jamás que me preocupe demasiado
de esa criaturilla tan presuntuosa que se llama “yo”.
Concédeme, finalmente, Señor
el divino sentido del humor.
Dame la gracia de saber reír una broma
a fin de poder disfrutar algo de la vida
y ayudar a que también la disfruten los demás.
Tomás
Moro. 1525
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